Análisis de riesgo y control de Peste Porcina Clásica

Rubén Mallaopoma Soriano M.V, Esp, MSc(c).

Asesor técnico porcinos en Phartec

I. Etiología

El virus de la Peste Porcina Clásica (PPC) ó Cólera Porcina, pertenece a la familia Flaviviridae, y miembro del género Pestivirus. Cuyas cepas han demostrado menor variabilidad antigénica.

II. Epidemiología

La PPC, afecta a los cerdos domésticos y salvajes (jabalíes), los animales enfermos en proceso de viremia pueden eliminar virus a través de las secreciones como las oculares, saliva, semen, orina y heces. Esta enfermedad es altamente contagiosa, que podría llegar al 100% de mortalidad de los animales susceptibles y generar grandes pérdidas económicas en la porcicultura, dependiendo de la virulencia de la cepa. Por ende, el control de transporte y movimiento del ganado porcino por parte de la autoridad sanitaria del País es de vital importancia, para evitar diseminar la enfermedad en diferentes regiones.

Bajo ciertas condiciones de temperatura, el virus puede permanecer viable por mucho tiempo en secreciones y tejidos de animales enfermos sacrificados; y contaminar a una región o país. Por eso la importación de la carne de cerdo de parte de países interesados, exigen que el país entero (exportador) o una zona del país (compartimento) estén libres de PPC declarada por la OMSA.

La enfermedad es endémica en países de América del Sur (Perú, Ecuador, Bolivia, y otros), América Central, Asia, África, el Caribe (Gráfica 1). Erradicarlo es factible, siempre que se cuenta con recursos económicos, la logística de acuerdo a cada región (abastecimiento permanente de vacunas y en presentación de diferentes dosis y otros materiales), personal capacitado y productores unidos trabajando de la mano con la autoridad sanitaria.

En los últimos 5 años se observa la siguiente distribución de los brotes de PPC atendidos a nivel nacional (gráfica 2). Donde el 2020 y 2021 hubo menos brotes comparado a años anteriores y del presente año. Esto probablemente por la falta de notificación y la atención oportuna de casos sospechosos, por el movimiento restringido de productores y técnicos de campo durante la pandemia de COVID-19. Además, se aprecia que existe regiones, como lo sucedido en Tumbes donde los números de brotes no sigue una distribución constante entre el 2018 y el 2022. Estos escenarios y los brotes no reportados, siguen representado un alto riesgo para el contagio en cualquier tipo de crianza (traspatio o tecnificado).

La comercialización de porcinos vivos para beneficio o para crianza dentro de una región o entre regiones de mayor producción a otra de menor, es de todos los días. Muchos de estos movimientos de animales lo realizan con su respectivo certificado sanitario de tránsito interno (CSTI) emitido por SENASA. Mientras, que otros sin CSTI ni inspección sanitaria.

Por otro lado, muchos de los vehículos de transporte animal que hacen su recorrido por las granjas, mataderos, ferias ganaderas. No pasan por las mínimas medidas de bioseguridad, en consecuencia, podrían estar diseminando el virus de la PPC.

La transmisión principal del virus de PPC en nuestro medio es:

– Por contacto directo (vía oral – nasal), entre cerdos sanos y enfermos.

– Alimentar cerdos con subproductos de origen porcino contaminados con virus de PPC, sin previo tratamiento térmico.

– Por el ingreso del personal técnico o comisionistas (compradores de porcinos de predio en predio), sin cumplir las medidas de bioseguridad y que haya ingresado previamente a otras crianzas porcinas contaminadas con el virus de PPC.

– Por contacto indirecto a través de vehículos, ropa – botas, equipos y materiales contaminados.

– Otra fuente de transmisión son los animales persistentemente virémicos, aquellos fetos que se infectaron durante la gestación y que lograron nacer enfermos. Estos animales presentan retraso en el crecimiento, diarrea, conjuntivitis ataxia; y pueden excretar el virus durante varios meses de manera continua e intermitente, hasta antes de su muerte (hasta al año de edad).

El virus de PPC puede permanecer viable e infeccioso, en las carcasas y órganos de animales muertos, bajo ciertas condiciones de campo que lo favorecen:

  1. A 37°C podría mantenerse infeccioso por 15 días
  2. En refrigeración, hasta por 3 meses; y
  3. En congelación, hasta por más de 4 años.
  4. En carnes curada y ahumadas varía según su procedimiento; y podría ir de 17 a 180 días.

En consecuencia y dado las características climatológicas de nuestras regiones, donde la temperatura llega por encima de 38°C y por debajo de 0° C, el virus puede mantenerse infeccioso en el ambiente, especialmente en corrales o galpones con piso de tierra o cama profunda.

Signos y Lesiones: fiebre 41°C, acurrucamiento, anorexia, conjuntivitis, diarrea e incoordinación al andar; coloración púrpura de extremidades, orejas y abdomen. Los animales mueren dentro de la primera y tercera semana pos infección. Las lesiones comunes se observan en las siguientes imágenes.

Hemorragia petequial subcutánea, ganglios linfáticos congestionados y bazo con infarto- congestión.

III. Diagnóstico

Ante una sospecha de PPC, se debe comunicar al personal técnico del SENASA a fin de dar seguimiento del caso.

La prueba de reacción en cadena de la polimerasa con transcripción reversa (RT –PCR): detecta el virus (sus ácidos nucleicos) en sangre entera, tonsila, bazo, ganglios mesentéricos, pulmón, etc. esta prueba no diferencia al virus post vacunación o de  una infección de campo.

Mientras que la prueba de Inmunofluorescencia directa (IFD) o ELISA detectan los antígenos virales. También el virus, puede aislarse en líneas celulares de PK-15; y se identifica por IFD e Inmunoperoxidasa.

IV. Prevención

  1. Vacunación: Es sin duda la mejor arma de protección, siempre en cuando la vacuna se haya elaborado cumpliendo los requisitos para la producción y control de calidad de las vacunas señalado en el Manual Terrestre de la OIE de 2018, que no estén fuera de la fecha de caducidad, que se haya mantenido en refrigeración 4 °C, que el proceso de vacunación haya sido por el personal capacitado y respetando las siguientes condiciones:
  • Vacunación a animales sanos (no en el período de viremia por PRRS, ni circovirus, etc)
  • Lechones: 50 días de edad aproximado ó según análisis de medición de anticuerpos maternales.
  • Chanchillas de reemplazo: a los 6 meses de edad.
  • Marranas: entre los 80 a 100 días de gestación, ó 10 días post parto.
  • Machos: reproductores/celadores cada 6 meses.
  1. Aplicación de las medidas de bioseguridad externa (incorporar animales sanos a granja previa cuarentena y que hayan sido vacunados en el lugar de origen, vehículos que ingresan a granja limpios y desinfectados; igualmente el personal de granja o técnicos que brindan servicio en diferentes crianzas con cambio de indumentaria y botas por otras propia de granja, ducharse antes de ingresar a granja). También la bioseguridad interna (uso de una aguja por animal en caso de lotes enfermos o uso de dispositivos intradérmico, entre otras acciones).
  2. En las crianzas, donde usan residuos orgánicos de la alimentación humana procedentes de restaurante, deberán procesarlo térmicamente a una temperatura de 100 °C por 10 min.

V. Control de brote PPC

El período de incubación (PI), está definido como el período comprendido desde el ingreso del patógeno al animal hasta la evidencia del primer signo clínico. En caso del virus de PPC el PI es de 2 a 15 días (OMSA). Para el control es urgente aplicar las medias de bioseguridad, manejo adecuado, sacrificio animales enfermos y vacunación en un momento dado a todos los animales según se indica a continuación (vacunación en sábana):

a. Vacunación

  • Lechones: dos dosis, la primera a 21 días de edad y la segunda a 42 días de edad. Una vez desaparezcan los signos clínicos se regresa a lo habitual a 50 días de edad o según indica la inmunidad materna.
  • Reemplazos: revacunar a todos los animales de diferentes edades
  • Madres: revacunar a todas las madres desde los 35 hasta 100 días de gestación.
  • Machos: revacunar a todos los reproductores y celadores.

b. Bioseguridad:

Limpieza profunda y desinfección de los corrales todos los días, principalmente en los corrales de animales enfermos.

  • Uso de pediluvios y maniluvios a la entrada y salida de cada galpón.
  • Uso de equipos y utensilios propios en cada área (mangueras, palas, escobas, etc.)
  • El personal inmovilizado en cada área de producción o en cada granja.
  • Ingreso de vehículos a granja, limpios y desinfectado.

c. Manejo

  • Vacunación con una aguja por animal, o uso de dispositivos intradérmicos y sin aguja.
  • Buen calostraje, durante los partos de día y de noche.
  • Otras vacunas, aplicar una semana antes o una semana después de la vacuna de PPC.
  • Restringir el movimiento de animales
  • Como complemento, medicación de acuerdo al cultivo y antibiograma, para patógenos secundarios en los lotes sin PPC.

d. Sacrifico sanitario:

  • A todos los animales con signos de enfermedad y entierro profundo.

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