El arte, con sus infinitas posibilidades, permite que la creatividad vuele libre para explorar universos desconocidos donde los artistas comprenden que es momento de darle un nuevo significado a la realidad en la que existen. Una libertad que ha dado paso a la evolución del pensamiento y las corrientes artísticas, renovando por completo la esencia y objetivo del arte. De estos cambios surgen artistas que retan al público y los críticos a reflexionar y apropiarse de sus obras de modo que le den un sentido individual.
Instalaciones, cuadros, esculturas y otras expresiones artísticas que se mezclan con la materialidad de los objetos y los despojan de su esencia cotidiana transformándolos en protesta y expresión del punto de vista de un artista frente a su sociedad. Objetos que ante los ojos del público no tienen una lógica relacionada con el arte tradicional pero la realidad es que estas obras buscan ir en contra de las reglas para liberarse de los tabús que limitan el desarrollo creativo para cargar de significado al discurso bajo el que están hechas.
Algunas de estas creaciones llegan a ser despreciadas por los espectadores, pues no todos abren su mente a un razonamiento en el que logran despojarse de su pensamiento para darle un nuevo contexto a los elementos comunes utilizados en las obras de arte. Son corrientes como el arte moderno y el arte contemporáneo las que se han caracterizado como incomprendidas, llegando a ser caracterizadas como expresiones sin sentido.
El mejor ejemplo para expresar esta situación es lo ocurrido en el reconocido museo de Bolzano, Italia: el Museion. Pues en días pasados, cuando ordenaron al personal de limpieza recoger la basura de un salón donde se llevo acabo un cocktail, confundieron una instalación de arte moderno con basura y arrasaron con todos los elementos.
Por supuesto que jamás veríamos un Monet o Picasso en el basurero de un prestigiado museo, pero sí los elementos de una instalación de arte moderno que parecen ser parte de una escena cotidiana.
La instalación ¿Dónde vamos a bailar esta noche?, fue realizada por Goldschmied y Chiarilos, dos artistas originarios de Milán, quienes tenía como objetivo representar los excesos que se vivieron en la época de los años 80 a través de un salón repleto de botellas de champaña, colillas de cigarro, confetti y globos en el suelo. Cuando los directivos del museo se percataron de que la obra había desaparecido, investigaron qué había ocurrido y encontraron la obra en el basurero del museo.
El personal del museo rescató rápidamente todos los adornos para intentar recrear la obra de arte con base a una fotografía que tenían de la instalación. Letizia Ragaglia, curadora del museo, recalcó ante un medio local las indicaciones que había dado al personal: “Por supuesto le dijimos al personal que no ‘limpiaran’ las obras”, pero no lograron evitar el terrible accidente.
Hoy, puedes visitar la obra recreada por el museo, aunque no volverá a ser la misma.