María Corina Machado: la próxima revolución de color
La Dama de Papel puede ser la próxima al bate de la Seguridad Nacional gringa
Para entender a Venezuela hay que entender a sus antagonistas, los que buscan minar su soberanía y potenciar su dominio. No quien el Estado, la prensa, los partidos, digan que es el enemigo, sino quien efectivamente busca doblegar el país a su voluntad.
En este conflicto, vasallos a menudo se utilizan para entrometerse discretamente en los asuntos de otros países. EE.UU. ha ejecutado este modus operandi durante muchas décadas. En Venezuela, hemos tenido al menos 3 intentos sólidos: 2002, 2014/2017 y 2019.
Ninguno de ellos estuvo cerca de ser fructífero: en 2002 Chávez volvió radicalizado; en 2014 Maduro depuró a la oposición radical y en 2019 deslegitimó a su oposición política.
EE.UU. no dejará de antagonizar al chavismo. Así que necesitan un nuevo amor.
Un amor que pueda antagonizar a Maduro como ellos quieren: un amor con apodo pomposo y una historia cursi que robe el corazón de los medios. Un amor que pueda ser un épico paladín capaz de canalizar los recursos del aparato de Seguridad Nacional de manera efectiva y discreta. Un amor que pueda cuidar bien «el patio trasero». Esa persona, en mi opinión, es María Corina Machado.
Antes de responder «por qué María Machado», familiaricémonos con la forma en que EE.UU. articula su política de cambio de régimen. Dos conceptos que se explicarán en líneas posteriores son revolución de color y R2P, o lo que yo llamo «La fórmula Eisen-Power».
La fórmula Eisen-Power: revoluciones de color y R2P
El ex redactor de discursos del presidente Trump, Darren Beattie, es un politólogo que ha dedicado tiempo a exponer las revoluciones de color como modelo de golpe suave de la seguridad nacional gringa que busca barrer a cualquiera que desafíe su dictum.
Entrevistado por el presentador de Fox News, Tucker Carlson, Beattie describió la revolución del color como un modelo sutil de golpe, provocado por un «escenario de elecciones impugnadas, combinado con protestas masivas y movilizadas, actos de desobediencia civil», y «contactos con los medios para asegurar una cobertura favorable a su agenda en la prensa occidental».
Este modelo se ha aplicado exhaustivamente en la Europa del Este postsoviética y su mayor ejecutor en la Seguridad Nacional gringa es Norm Eisen, amigo de Obama desde hace mucho tiempo y uno de sus más grandes agentes. (Para leer la historia completa de Norm Eisen, véase el artículo de Revolver News sobre él).
Eisen, inspirado por el querido amigo de la CIA, Gene Sharp, escribió The Democracy Playbook, un manual para revoluciones de color. En él, Eisen enumera los pasos necesarios para que suceda una revolución de colores:
Formar redes entre grupos de oposición
Crear un grupo de oposición unificado
Aumentar el seguimiento electoral
Involucrar a nuevos votantes para presentar una visión para el futuro
Explicar los costos de dejar en el poder al régimen actual iliberal
Cuestionar enérgicamente cada acto iliberal individual de los actores no democráticos.
Otro revolucionario de color de la inteligencia gringa es el ex embajador de EE.UU. en Rusia, Michael McFaul. También enumera en su Transiciones desde el poscomunismo las condiciones que facilitan una revolución de color:
Un régimen semiautocrático en lugar de totalmente autocrático
Un gobernante impopular
Una oposición unida y organizada (medios de comunicación, comunidad de inteligencia, grupos comunitarios, etc.)
La capacidad de llevar rápidamente a casa el punto de que los resultados de la votación fueron falsificados.
Suficientes medios independientes para informar a los ciudadanos de voto falsificado
Una oposición política capaz de movilizar a decenas de miles o más manifestantes para protestar contra el fraude electoral
El escenario de Venezuela es bastante compatible con las propuestas de Eisen y McFaul. La estructura de poder de Maduro ha estado bajo reforma durante algún tiempo. Restablecer lazos con Fedecámaras, relaciones diplomáticas con occidente, abrir la economía a empresas extranjeras y realizar elecciones. Así que podemos decir que, más que un Estado Absoluto, el de Maduro es lo que me gusta llamar un Estado de Transición (o sea semiautocráticos).
Entre la población, Maduro es impopular y el carácter cuestionable de las elecciones venezolanas no es una historia nueva —y los medios lo han reportado a lo largo de los años—, por lo que hay tres puntos más que chequear.
Movilizaciones masivas contra el gobierno de Maduro han ocurrido varias veces, hasta Guaidó. El año pasado, Meganálisis publicó una encuesta en el que el 78% de los venezolanos cree que los partidos de oposición trabajan para Maduro. Por lo tanto, el verdadero desafío de una revolución colorida es unir fuerzas opositoras y transformarlas en manifestaciones masivas.
Pero el escenario de Venezuela también presenta graves índices de pobreza, enfermedades y desnutrición, creando un problema humanitario. No se preocupe, EE.UU. también tiene una carta bajo la manga: la graduada de Yale Samantha Power alias Mrs. Humanitarian Intervention.
Power es una operativa de Obama y también ha trabajado en el Carnegie Endowment for International Peace, financiado por Soros, y en el panfleto liberal The Economist. En 2002, Power publicó «A Problem from Hell: America and the Age of Genocide», un libro donde formula, basándose en el genocidio de Ruanda y el caso de los Balcanes en los años 90, una doctrina de política exterior donde la intervención humanitaria es un imperativo moral central para EE.UU. «A Problem from Hell» de Power dio origen a la doctrina de la Responsabilidad de Proteger (R2P).
«Dada la afrenta que representa el genocidio para los valores más preciados de EE.UU. y a sus intereses, EE.UU. también debe estar preparado para arriesgar la vida de sus soldados al servicio de detener este crimen monstruoso», escribe. Power —escribe The New Yorker— abogó por una mayor injerencia en los asuntos internos de los países en defensa de un principio inquebrantable de humanitarismo. ¿Saben quién es un defensor acérrimo de la doctrina R2P en Venezuela? Sí. María Machado.
Entonces, la doctrina del poder está ahí y la mayoría de las condiciones para una revolución de colores también. Todo lo que se necesita es un recipiente de la política, un Elegido para traer Freedom.
¿Por qué María Corina?
La tesis de María Corina como próxima muñeca de EEUU es fruto de un juego de Adivina Quién.
A lo largo de los años, muchas estrategias y líderes han demostrado no tener éxito. Ni el golpe respaldado por la CIA de 2002, ni el intento de revolución de color financiado por la NED de 2014/17, ni el Kamikaze Guaidó financiado por el Dep. de Estado.
Por lo tanto, EEUU enfrenta un escenario difícil: los venezolanos odian a la oposición (especialmente al muñeco del Departamento de Estado, Leopoldo López). Pero el cambio de régimen solo puede ocurrir a través de fuerzas opositoras. Fondos aún no han sido entregados a la oposición, pero la falta de liderazgo solo gana el retraso escéptico de los EEUU.
Mientras tanto, Maduro está en una carrera por la estabilización diplomática y económica del país. Relaciones estables con Brasil, Colombia, España, la UE, están siendo reconstruidas. Chevron va a expandir operaciones en Venezuela. Brasil y Colombia quieren reactivar el comercio bilateral también.
¿Quién puede cumplir, pues, esta noble causa?
María Corina Machado entra en escena como una figura periférica que ha apoyado durante mucho tiempo la política agresiva de EEUU, a pesar de no estar tan bien conectada en el Departamento como Leopoldo, ella sigue el prototipo de activista civil diseñado por el Departamento de Estado para una revolución de color.
«¿Cómo así?», se preguntarán.
María Machado habla como le gusta a EEUU: «sociedad civil», «medios independientes», «desobediencia civil». Términos resaltados por la gran pieza de Niccolo Soldo sobre las revoluciones de color y la investigación de Darren Beattie. Términos del aparato de Seguridad Nacional diseñado para su política. Términos que son «mensajes a García».
Machado cumple con la receta para ser la próxima muñeca de EEUU en Venezuela: una liberal graduada de Yale defensora de la política gringa. Privatizacionista radical, desreguladora de drogas, impulsora de la partitocracia. Pero lo más importante: un complemento político para una estructura masiva de think-tanks y grandes corporaciones.
Machado ha tenido su propio financiamiento de la NED a través de su ONG Súmate (2003-2010) —alrededor de $40.000-50.000— pero nada más. Su propósito como enchufe funcionará mejor a través de su partido, Vente Venezuela.
Vente Venezuela es un partido liberal que tiene estrechos vínculos con el centro de estudios liberal CEDICE Libertad. CEDICE, fundado en 1984, ha desarrollado su actividad en torno a un eje principal: la Atlas Network.
CEDICE es prácticamente, el hijo de Atlas nacido a los pies del Ávila. De acuerdo con OpenCorporates, Fundación CEDICE» fue registrada en 1991 en EE.UU. por Alejandro Chafuen, Presidente de Atlas Network hasta 2018; y Luis Henrique Ball Zuloaga, primo de Machado y miembro de la Directiva de Atlas.
La Directora de CEDICE Rocío Guijarro es miembro del Consejo Global de CEOs de Atlas. Muchos militantes de Vente participan en los programas de CEDICE, estrechando una alianza estratégica —diría vital— para el partido. En la base está Vente y CEDICE, pero ¿hasta dónde llega esta estructura?
Los donantes de Atlas varían: según un informe muy detallado de Le Monde basado en registros de impuestos de EEUU, aliada de Soros, la Fundación Charles Koch ha financiado directamente $ 483.000. Ahora, los fondos sostenidos por Koch como Donors Trust (cuyo CEO Lawson Bader está en la Junta de Atlas) han donado más de $ 1.3 millones. La fundación neoconservadora Bradley también ha donado 225.000 dólares.
Ahora bien, otro donante importante para Atlas no es otro que ExxonMobil, quien está directamente involucrado en la violación de la soberanía venezolana en la región del Esequibo, con la ayuda del gobierno de Guyana. De acuerdo a un archivo de ExxonSecrets, la petrolera liderada por el ex secretario de Estado de Trump Rex Tillerson ha entregado desde 1998 más de $ 1 millón al padre de CEDICE, Atlas.
Pero, aunque liberal, no son solo las manos privadas las que ayudan. El instituto de la NED, CIPE, tiene una estrecha afinidad con CEDICE. El Center for International Private Enterprise es un Instituto de la National Endowment for Democracy, fundación del Departamento de Estado, que considera a CEDICE un «socio» merecedor de felicitaciones.
Entonces, tenemos ante nuestros ojos un sistema bastante sólido: Vente es el dispositivo político capaz de movilizar recursos humanos y financieros, a través de CEDICE/Atlas, en Venezuela para una revolución de color. Estos recursos humanos y financieros gravitan alrededor del Departamento de Estado y son relativamente cercanos al aparato de Seguridad Nacional de EEUU.
CEDICE, como think-tank, no puede cambiar el rumbo de la política venezolana, pero sin duda es el canal de grandes fuerzas financieras liberales gringas que pueden ayudar a Vente a hacerlo.
Respondido el quién, ahora es el turno del cómo.
La verdadera meta de Machado
En líneas anteriores hablamos sobre los pasos necesarios para que suceda una revolución de color. Eisen dijo que un grupo opositor monolítico era esencial; su compañero McFaul, en un sentido más práctico, dijo que las manifestaciones masivas son fundamentales. Entonces, la doctrina habla por sí misma. El objetivo de Machado es ese. No ganar las elecciones de 2024.
Las elecciones son el argumento para impugnar el ya cuestionable sistema electoral e impulsar el escenario de cambio de régimen diseñado por el Departamento de Estado. Es la única forma en que estos fondos (privados y públicos) pueden fluir hacia un nuevo intento más efectivo de derrocar a Maduro. Porque, además, el sistema electoral está bajo el control de Maduro.
Machado ahora está de primera en las encuestas opositoras y tiene una campaña importante con asistencia creciente. Si ese sigue siendo su escenario, será la principal contendiente de Maduro y perderá. Una vez que se determine la pérdida, tendría un músculo político capaz de hacer que otros en la oposición se unan a ella como nueva líder y verla emprender el jugoso negocio de tratar de derrocar a Maduro.
En ese momento, la política del Departamento de Estado estará funcionando por sí sola. Comunicados de prensa, entrevistas y, lo más importante, fondos de funcionarios clave del aparato de Seguridad Nacional gringo y su sector privado aparecerán mágicamente. El golem de EEUU, la OEA, volverá a la vida. El mundo del espectáculo venezolano y floridiano volverá a producir algo de dinero con la Primavera turquesa como hicieron con Guaidó. Todo tan predecible.
Entonces, ¿es Machado una peón del Departamento de Estado? Aún no. Pero tiene lazos sólidos e intereses, lenguaje y métodos compartidos con él. Ahora, Machado está en la carrera para crear las condiciones necesarias para una revolución de color, y tales condiciones solo pueden producirse en Venezuela mediante una elección.
Pensamientos finales
De nuevo, Venezuela necesita saber quiénes son sus antagonistas. Fíjese que no dije Maduro ni el Estado. Venezuela. Los venezolanos.
Los venezolanos están siendo usados como carne de cañón por ambos lados. Y fuerzas más allá de la vista de la gente están trabajando con cautela y perpetuamente para mantener la situación o subvertirla radicalmente a su único favor. No la nuestra. Nunca se trató de nosotros.
Venezuela no es para ser protectorado de nadie, gringo o no. No es comunista decir eso. No es comunista elegir siempre la soberanía de Venezuela sobre el dominio estadounidense.
Siempre defenderé esta verdad por encima de cualquier entreguismo; sea neoconservador, liberal, comunista o cualquier otro. Se trata y siempre se tratará de la soberanía. Y esa es la verdad venezolana.