Artículos

Babesiosis Bovina

Publicado

en

(5.864 lecturas vistas)

COMPARTIR

La Babesiosis bovina es también llamada Piroplasmosis; Fiebre de Texas; Aguas rojas.

La babesiosis bovina es una enfermedad febril transmitida por garrapatas y causada por uno o más parásitos protozoarios del género Babesia que generalmente se caracteriza por una lisis eritrocítica extensiva que conduce a anemia, ictericia, hemoglobinuria y muerte.

Existen por lo menos seis especies de Babesia descritas, que son responsables de la babesiosis bovina; todas pueden, ser agrupadas por su tamaño, como grandes o pequeñas.

Tanto la diferenciación morfológica como la serológica son las que determinan la identificación de varias babesias. Las dos más conocidas o de mayor interés en Nortemérica son: Babesia bigemina y Babesia bovis, transmitidas primariamente por las garrapatas el género Boophilus.

Estas especies y sus garrapatas vectoras una vez estuvieron presentes en grandes zonas de los EE.UU. y aun están presentes en México y en la mayoría de las zonas tropicales y subtropicales del hemisferio occidental.

Babesia bigemina

Es grande y pleomórfica; característicamente se observa y se identifica por un par de corpúsculos en forma de pera unidos en ángulo agudo dentro del eritrocito maduro. También hay formas redondas que miden entre 2 y 3 micras y aquellas en forma de pera o alargadas, que miden entre 4 y 5 micras.

Signos clínicos

La infección con B. bigemina generalmente está acompañada por la presencia de las garrapatas Boophilus. La transmisión natural es por la alimentación de ninfas y garrapatas adultas infectadas, y la infección se manifiesta entre 2 y 3 semanas después de la infestación.

Después de la inoculación con sangre infectada, el período de incubación puede ser entre 3 y 4 días, o menos, dependiendo del volumen del inóculo de exposición.

Normalmente los terneros son bastante resistentes a la Babesia y la infección, por lo general, no produce enfermedad clínica.

En animales más viejos, los signos clínicos pueden ser muy severos, sin embargo, las diferencias en patogenicidad se asocian con diferentes zonas geográficas, aun cuando el aislamiento sea de B. bigemina.

Generalmente el primer signo es fiebre alta con temperaturas rectales que llegan hasta los 41.5 °C. Hay anorexia y atonía del rumen. La primera observación de la infección con frecuencia es el aislamiento del animal afectado del resto del hato; se observa inquieto, buscando sombra e, incluso, puede echarse.

El bovino puede estar parado con el lomo arqueado, tener el pelo grueso o hirsuto y mostrar evidencia de disnea y taquicardia; las membranas mucosas se ven inyectadas y enrojecidas primero, pero conforme la lisis eritrocítica progresa, el color se va tornando a pálido debido a la anemia.

La anemia es un factor que contribuye a la debilidad y a la pérdida de la condición observada en el ganado sobreviviente a la fase aguda de la enfermedad. La anemia puede presentarse en pocos días con la destrucción de 75% o más de los eritrocitos.

Esto, generalmente está asociado con hemoglobinemia y hemoglobinuria severas.

Después del inicio de la fiebre, la crisis generalmente termina una semana después y si el animal sobrevive, comúnmente hay una severa pérdida de peso, baja de la producción láctea, aborto y una recuperación prolongada. La mortalidad es extremadamente variable y puede llegar a 50% o más, pero en la ausencia de un estrés marcado, la mayoría de los animales sobreviven.

Lesiones macroscópicas

En el ganado que muere en la fase inicial de la infección, los pulmones pueden estar edematosos y congestionados. El saco pericárdico puede contener líquido serosanguíneo y hemorragias subepicárdicas y subendocárdicas de tipo petequial.

El hígado se encuentra aumentado de tamaño e ictérico, y la vesícula biliar puede mostrar hemorragias en la superficie mucosa y estar distendida con bilis gruesa y de color verde oscuro; el bazo está marcadamente aumentado con consistencia pulposa y obscura.

El abomaso y la mucosa intestinal se pueden observar ictéricos y, en algunas partes, con hemorragias subserosas. La sangre está delgada y acuosa.

La vejiga urinaria frecuentemente está distendida, la orina oscura de color rojo café; la ictericia comúnmente está distribuida en el tejido conectivo; los ganglios linfáticos están edematosos y pueden presentar petequias.

En el ganado que ha sufrido un proceso más prolongado, las lesiones agudas son menos evidentes. Se pueden encontrar hemorragias petequiales subepicárdicas; el cadáver generalmente está emaciado e ictérico y la sangre es delgada y acuosa, las fascias intermusculares están edematosas, el hígado de color café, y la bilis puede contener escamas de material semisólido.

Los riñones se ven pálidos, con frecuencia edematosos y la vejiga puede contener orina normal, dependiendo de cuánto ha pasado desde la crisis hemolítica hasta la realización de la necropsia. Aun cuando el bazo se ve aumentado, la pulpa es más firme que en la babesiosis aguda.

Diagnóstico de campo

Fiebre, anemia, ictericia y hemoglobinuria, son signos clínicos sugestivos de babesiosis en el bovino localizado en zonas enzoóticas de garrapatas Boophilus.

Si estos signos están también ligados a esplenomegalia y a lesiones post mortem asociadas con destrucción eritrocítica, el diagnóstico de babesiosis se refuerza.

El diagnóstico positivo requiere la identificación de la Babesia en los frotis sanguíneos o pruebas serológicas positivas y/o experimentos de transmisión.

Diagnóstico de laboratorio

La infección aguda con Babesia bigemina generalmente se detecta en los frotis sanguíneos delgados teñidos con Giemsa.

Los frotis gruesos aumentan la posibilidad de detectar al organismo causal, pero la morfología característica es más difícil de identificar con esta técnica. En los casos de infección crónica, el diagnóstico generalmente se hace utilizando varias pruebas serológicas para la detección de anticuerpos específicos, ya que el organismo causal desaparece o esta presente en un número extremadamente bajo, después de la infección aguda.

Diagnóstico diferencial

La anaplasmosis, la tripanosomiasis, la teileriasis, la leptospirosis bovina, la hemoglobinuria bacilar, la hemobartonelosis y la eperitrozoonosis, son enfermedades que deben ser consideradas en el diagnóstico diferencial, por su parecido con la babesiosis.

Pronóstico

Después del inicio de la hemoglobinuria, el pronóstico es pobre. Entre los animales viejos completamente susceptibles la mortalidad puede llegar a 50% si no se da tratamiento. Entre los bovinos que se crían en zonas de babesiosis endémica, las pérdidas son pocas, aun cuando exista la infección.

Esto generalmente refleja una exposición temprana del neonato, cuando de forma natural son más resistentes y, probablemente, reciben anticuerpos calostrales que brindan protección transitoria variable.

Después de sufrir la infección, el bovino tiene un alto grado de resistencia a la reexposición.

Distribución geográfica

La B. bigemina está ampliamente diseminada en el ganado y ocurre en cualquier lugar en el que se encuentren las garrapatas del género Boophilus, se incluye el norte y el sur de América, Europa, África, Asia y Australia. La babesiosis también se presenta en el Caribe y en las islas del Pacífico sur.

El bovino y los hospederos invertebrados (la garrapata) constituyen el mayor reservorio de la infección. La fauna silvestre y los hospederos no bovinos no han sido incriminados.

Transmisión

Las garrapatas adquieren la infección por Babesia durante su alimentación en animales infectados. La infección entonces pasa a los ovarios y las larvas que están emergiendo son portadoras de la infección.

La Babesia continúa desarrollándose dentro de las larvas y generalmente se transmite a un nuevo hospedero durante las fases de ninfa y adulta. Las garrapatas Boophilus, Rhipicephalus, Ixodes y Haemaphysalis son los principales vectores de la Babesia bigemina.

La transmisión mecánica es posible, pero generalmente de este modo no es suficiente para mantener la infección si no existen los vectores específicos o garrapatas.

Huéspedes

El bovino es el principal hospedero, pero se ha reportado que el búfalo de agua y el búfalo africano también pueden infectarse.

Medidas preventivas

El procedimiento más viejo y probablemente más efectivo para el control de la babesiosis es erradicar a su vector, la garrapata Boophilus. La campaña de erradicación en los EE.UU. llevada a cabo en las décadas de los años 20 y 30, dependió básicamente de sumergir al ganado cada 2 o 3 semanas en baños cargados con acaricidas arsenicales.

Estos acaricidas han sido reemplazados por una gran variedad de compuestos mejorados, incluyendo los hidrocarburos clorados, los organofosforados, las piretrinas naturales y sintéticas.

En algunos países tropicales, la meta es el control de la garrapata, más que la erradicación. Con este sistema se intenta obtener una situación estable, en la cual el número de garrapatas sea suficiente para mantener un nivel bajo de infección en el ganado y, por lo tanto, inmunidad a la babesiosis aguda, pero con el número de garrapatas por debajo de aquel que induciría pérdidas primarias por la babesiosis.

En ausencia de la reinfección, la Babesia gradualmente desaparece pero el ganado se vuelve susceptible, por ello el deseo de tener bajos niveles de exposición y mantener una infección inmunizante. En algunas zonas, el control de las garrapatas ha sido complicado por el desarrollo de resistencia en las garrapatas contra muchos de los acaricidas comunes.

Tratamiento

El tratamiento exitoso contra la B. bigemina depende de un diagnóstico temprano y de la administración rápida de medicamentos efectivos. Hay menos posibilidad de éxito si el tratamiento es retrasado hasta que el animal se ha debilitado por fiebre y anemia. Sin embargo, si se administran los medicamentos a tiempo, el éxito es seguro ya que existe un gran número de compuestos efectivos.

Limpieza y desinfección

Además del control y eliminación de las garrapatas vectoras, en zonas enzoóticas la limpieza y la desinfección no son suficientes para el abatimiento en la incidencia de la enfermedad.

Como la mayoría de las enfermedades sanguíneas, se debe tener cuidado en las rutinas de cirugía (descornado, castración, etcétera) y en los procedimientos de vacunación, para prevenir la transferencia accidental de sangre de un animal a otro y así transmitir la infección.

Inmunización

La forma más común de inmunización contra de la B. bigemina consiste en la inoculación de microorganismos vivos (atenuados o virulentos) en ganado susceptible joven, seguido de una quimioterapia adecuada para modificar los efectos clínicos, por lo tanto, se induce una inmunidad coinfecciosa o un estado de premunición.

Babesia bovis.

Es pequeña y pleomórfica, está típicamente identificada como un sólo corpúsculo, como pequeños corpúsculos redondos o como corpúsculos en pares en forma de pera unidos en ángulo obtuso dentro de un eritrocito maduro.

Las formas redondas miden de 1 a 1.5 micras y las de forma de pera de 1.5 a 2.4 micras.

Signos clínicos

Las infecciones de B. bovis se asemejan en muchos aspectos a aquellas observadas en las de B. bigemina, pero existen algunas diferencias características:

La hemoglobinuria y la hemoglobinemia no se observan con frecuencia en las infecciones por B. bovis, aunque pueden presentarse.

El nivel de anemia frecuentemente es menos severo, pero con mayor frecuencia se ve involucrado el sistema nervioso central. Generalmente se acepta que la B. bovis es la más virulenta de ambos organismos; esto es cierto en Australia, pero lo es menos en África y en el hemisferio occidental.

Comúnmente los animales desarrollan incoordinación y depresión postrándose con la cabeza extendida que más tarde echan hacia atrás, con movimientos involuntarios de las piernas durante la postración lateral; después sigue la muerte.

Incubación

La B. bovis tiene un período de incubación más prolongado que el de B. bigemina.

Lesiones post mortem

Los cambios aparentes, son similares a los descritos para B. bigemina. Los capilares de la materia gris, del cerebro y del cerebelo están distendidos con eritrocitos infectados. Generalmente no hay evidencia de una degeneración neuronal o de hemorragia.

Sin embargo, hay dilatación de los espacios perivasculares y edema intersticial.

Diagnóstico

Además de los métodos discutidos para B. bigemina, se ha descrito una técnica de biopsia de cerebro que ha probado ser muy útil para detectar y diagnosticar las infecciones por B. bovis.

La característica de baja parasitemia en la sangre circulante hace a esta técnica muy útil para mejorar las posibilidades de observar al organismo causal. Hay una marcada concentración de eritrocitos infectados en los capilares del cerebro. Las técnicas serológicas de diagnóstico son similares a las descritas para B. bigemina. Actualmente, la prueba de inmunofluorescencia indirecta es la prueba de elección para el diagnóstico serológico de B. bovis.

Diagnóstico diferencial

Además de las condiciones mencionadas para B. bigemina, los efectos cerebrales o del sistema nervioso central que son comunes para B. bovis, pueden ser confundidos con rabia y otras encefalitis.

Pronóstico

Una vez que los signos del sistema nervioso central se establecen, el pronóstico es pobre. Generalmente, B. bovis produce una respuesta clínica mucho más severa que la de B. bigemina.

Distribución geográfica

La B. bovis se presenta generalmente en las mismas zonas que la B. bigemina y en asociación con garrapatas Boophilus, sin embargo, ha sido descrita en algunas partes de Europa, en donde la garrapata Boophilus no existe, lo cual sugiere otros posibles vectores.

Transmisión y hospederos

Las mismas garrapatas (B. annulatus, B. microplus) que transmiten la B. bigemina, generalmente son capaces de transmitir a la B. bovis.

Medidas preventivas: Igual que con B. bigemina la erradicación de la garrapata Boophilus, que es su vector, puede eliminar la transmisión de B. Bovis y después de un período de tiempo la infección desaparece por sí misma.

Tratamiento

Generalmente, la quimioterapia es efectiva, utilizando esencialmente los mismos medicamentos que para la B. bigemina. La B. bovis es un poco más difícil de tratar y es deseable un segundo tratamiento o un ligero aumento en la dosis.

Leer más
Click para comentar

Deja un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Casos Clínicos

Caso Clínico: Paratuberculosis Bovina (Enfermedad de Johne)

Publicado

en

COMPARTIR

Leer más

Casos Clínicos

Atresia Coli en Bovinos

Publicado

en

COMPARTIR

Leer más

Artículos

Optimizando el uso del semen sexado

Publicado

en

COMPARTIR

El semen bovino se debe descongelar a 35°C durante 45 segundos. Si esta temperatura no es exacta, una descongelación inadecuada puede afectar la calidad y viabilidad del semen.


Por: JODEE SATTLER (Estados Unidos)

Durante la segunda mitad del siglo XX (aproximadamente de 1955 a 2005), el rendimiento reproductivo del ganado lechero disminuyó considerablemente. Una variedad de factores –desde una mayor producción de leche, hasta una mayor endogamia y una nutrición inferior a la óptima– pueden haber contribuido a este retroceso.

Fisiólogos reproductivos, genetistas y otros expertos colaboradores de la industria láctea, algunos de ellos fueron convocados por el Consejo de Reproducción del Ganado Lechero de los Estados Unidos (DCRC, por sus siglas en inglés) para revertir esta tendencia negativa de la reproducción.

Durante la Reunión Anual del DCRC de 2022, el Dr. Paul Fricke, profesor de reproducción de ganado lechero de la Universidad de Wisconsin y especialista en Extensión, describió la “reversión”, es decir este gran cambio que comenzó en 2002, como una «revolución en la reproducción».

«El espectacular aumento de la reproducción se ha producido durante la última década (más o menos)», decía Fricke.

Si bien la mejora de la genética, la nutrición y los protocolos de manejo ayudaron a mejorar la reproducción del ganado lechero, la adopción de programas de fertilidad, como la inseminación artificial programada (IAT) y la resincronización de la ovulación (resincronización) después de un diagnóstico de falta de preñez, jugó un papel importante en el aumento del rendimiento reproductivo. Además, combinar los programas de fertilidad con nuevas tecnologías para la detección del estro, basadas en sistemas de seguimiento de la actividad, ayudó eficazmente a lograr mejores tasas de preñez.

Estrategias que conducen al progreso reproductivo

Durante esta revolución, el rendimiento y la economía del semen sexado mejoraron. Sin embargo, el rendimiento del semen sexado todavía está por detrás del rendimiento del semen convencional. El uso de semen sexado aumenta el progreso genético en los rebaños lecheros a través de una mayor intensidad de selección de madres (Khalajzadeh et al., 2012).

Otras estrategias incluyen pruebas genómicas o de pedigrí para identificar novillas y vacas genéticamente superiores, el uso de semen sexado para inseminar novillas lecheras genéticamente superiores y vacas lactantes equilibradas para las necesidades de reemplazo (Weigel et al., 2012) y el uso de semen de bovino de carne para inseminar novillas con méritos genéticos bajos y vacas para producir terneros cruzados con mayor valor en el mercado de la carne (Ettema et al., 2017).

«Esto ha llevado a una tendencia en rápida evolución a utilizar semen Holstein sexado, semen Holstein convencional y semen de bovino de carne convencional para inseminar hembras Holstein en los Estados Unidos», decía Fricke.

Mejorar la fertilidad con semen sexado

Dado el importante papel del semen sexado para ayudar a los productores lecheros a “dimensionar correctamente” sus hatos y capitalizar la mejor genética del rebaño, Fricke centró su presentación en estrategias de manejo para mejorar la fertilidad del semen sexado en novillas no lactantes y vacas lecheras lactantes.

Fricke explicó que las novillas no responden favorablemente a los protocolos de sincronización basados ​​únicamente en GnRH y PGF2α, como Ovsynch. La “clave” es incluir un inserto de progesterona intravaginal controlado (CIDR) durante el protocolo. Esta práctica evita que las novillas muestren estro hasta que se retira el inserto CIDR, lo que aumenta la sincronía con el protocolo.

La DCRC recomienda el protocolo CIDR-Synch de 5 días (https://www.dcrcouncil.org/protocols) para novillas lecheras. Fricke observó que del 27% al 33% de las novillas presentan estro >24 horas antes de la IAT programada con el protocolo CIDR-Synch de 5 días. «Esto hace que la detección del estro durante el protocolo CIDR-Synch de 5 días sea un requisito para lograr tasas de concepción aceptables», comentó.

Lauber et al. (2021) condujeron una prueba de campo para comparar programas de manejo reproductivo para el envío de novillas Holstein a su primera inseminación con semen sexado. Los investigadores evaluaron:

  • CIDR5 (sincronización CIDR de 5 días)
  • CIDR6 (sincronización CIDR de 6 días)
  • EDAI (la PGF2α en el día 0 fue seguida por una detección de estro una vez al día [detección visual de la eliminación de tiza de la cola y otros signos] e IA)

El equipo de investigación concluyó que, aunque retrasar el retiro del dispositivo CIDR 24 horas en un protocolo CIDR-Synch de cinco días suprimió la expresión temprana del estro antes de la IAT, retrasar la eliminación del CIDR 24 horas tendía a disminuir la preñez por inseminación artificial (P/IA) en novillas inseminadas con semen sexado.

Además, el sometimiento de las novillas a un protocolo CIDR-Synch de cinco días para la primera IA tendió a aumentar el P/IA y a disminuir el costo por preñez en comparación con las novillas EDAI. Fricke explicó que la disminución del costo por embarazo se debió a la disminución de los días de alimentación. Además, esta disminución del costo cubrió con creces el costo del protocolo CIDR-Synch de 5 días y resultó en una disminución general de $17 en el costo por preñez, en comparación con las novillas inseminadas al estro, después del tratamiento con prostaglandinas.

Momento de la IA: semen sexado versus semen convencional

¿El momento óptimo de IA es diferente para el semen sexado en comparación con el semen convencional? Parece que la respuesta es «sí».

Bombardelli et al. (2016) evaluaron el uso de semen sexado en vacas lactantes con un sistema de monitoreo de actividad en vacas Jersey a IAT en función del aumento de actividad. En general, la P/IA usando semen sexado fue mayor para las vacas Jersey inseminadas entre 23 y 41 horas después del inicio de la actividad, lo cual es más tarde que el momento óptimo para el semen convencional de cuatro a 12 horas (sistema radiotelemétrico) después del inicio de la actividad de pie. (Dransfield et al., 1998) u ocho a 16 horas (sistema de monitoreo de actividad) después del inicio de la actividad (Stevenson et al., 2014).

«La inseminación posterior de vacas de alta producción utilizando semen sexado puede ser óptima para las vacas inseminadas en celo», dijo Fricke. Esto se debe a que la ovulación ocurre más tarde en relación con el inicio del estro en vacas de alta producción a medida que aumenta la producción de leche cerca del momento del estro.

Programa de fertilidad: sincronización óptima de la IA con semen sexado

¿Cuál es el momento óptimo de la IA utilizando semen sexado cuando el intervalo entre el momento de la IA y la ovulación se controla mediante un programa de fertilidad en el primer servicio? Para abordar esta cuestión, Lauber et al. (2020) sometieron a vacas primíparas a un protocolo Doble-Ovsynch para el primer servicio que incluía un segundo tratamiento con PGF2α 24 horas después del primero en la parte del protocolo de reproducción-Ovsynch como lo describen Brusveen et al. (2009).

El último tratamiento con GnRH (G2) varió entre tratamientos y IAT. Para variar el intervalo entre G2 y TAI, las vacas fueron asignadas al azar a dos tratamientos para recibir G2 16 (G2-16) o 24 (G2-24) horas antes de TAI, que se fijó en 48 horas después del segundo tratamiento con PGF2α del programa de reproducción. -Porción Ovsynch del protocolo Double-Ovsynch.

El equipo de investigación encontró que las vacas G2-24 tenían menos P/AI que las vacas G2-16 a los 34 ± 3 días (44% vs. 50%) y 80 ± 17 días (41% vs. 48%) después de la IAT. La pérdida de preñeces y la proporción de sexos fetales no difirieron entre los tratamientos. La inducción de la ovulación más temprana en relación con el IAT después de un protocolo Doble-Ovsynch disminuyó la P/AI en vacas Holstein primíparas, mientras que la pérdida de preñez y la proporción de fetos femeninos no difirieron entre los tratamientos.

Estrategia de inseminación de primer servicio

En un estudio de campo, Lauber et al. (2022) incluyeron 742 vacas Jersey en lactancia, que fueron asignadas al azar según el número de etiqueta auricular y dentro del paridad para su presentación, ya sea al primer servicio después de un protocolo Double-Ovsynch (DO) o a un protocolo para la sincronización del estro con detección del estro dos veces al día (EDAI) utilizando semen Jersey sexado.

¿Los resultados? La media de días desde PGF2α (día 24) hasta IA fue mayor para las vacas EDAI que para las DO, mientras que la proporción de vacas inseminadas fue mayor para las vacas DO que para las EDAI (100% vs. 75%). “Así, el 75% de las vacas en el tratamiento EDAI fueron detectadas en estro e inseminadas, mientras que el 25% de las vacas no fueron detectadas en estro y fueron sometidas a IAT después de un protocolo Ovsynch para el primer servicio”, informó Fricke.

En pocas palabras: este estudio encontró que las vacas Jersey lactantes sometidas a un protocolo DO para IAT en el primer servicio tenían más P/AI para semen sexado y de carne que las vacas inseminadas después de la sincronización del estro.

 

Leer más

Trending