Islandia se prepara para una erupción del volcán Fagradalsfjall: "La lava está cerca de la superficie y puede salir a una zona habitada"

Inminente erupción del volcán Fagradalsfjall, en Islandia.
Inminente erupción del volcán Fagradalsfjall, en Islandia.
Carlos Gámez
Inminente erupción del volcán Fagradalsfjall, en Islandia.

Suena el tic tac para la erupción del volcán Fagradalsfjall en Islandia, la cuarta en poco más de dos años tras las registradas en 2021, 2022 y en julio de este año. El empuje del magma hacia la superficie, en continua deformación, está generando un enjambre sísmico que está dejando miles de terremotos cada día. El país nórdico se ha visto obligado a activar la emergencia y se ha ordenado la evacuación de toda la población de Grindavik, el municipio costero donde todas las vistas están puestas y que se teme que podría terminar ahogado en lava.

La incertidumbre reina en la zona, el reciente descenso de la actividad sísmica crea dudas y los pronósticos todavía pueden cambiar. Itahiza Domínguez, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN) explica a 20minutos que "todavía no se sabe si va a ocurrir la erupción volcánica, aunque hay indicios que indican que podría haberla en los próximos días". También aclara que el hecho de que los terremotos hayan menguado no es indicativo de un menor probabilidad de erupción: "Las erupciones que hemos tenido estos últimos dos años en la zona, desde 2021, tuvieron mucha actividad previa, decayó la actividad y luego empezó la erupción".

Domínguez detalla que un dique volcánico de entre 10 y 15 kilómetros de largo está pasando por debajo del pueblo de Grindavik, y que el escenario más probable es que salga a tierra. Si la erupción se produjese, dice el experto, "en principio será una erupción efusiva, que no debería tener explosividad", pero sí habría, en todo caso, "colas de lava fluidas".

Los vecinos de Grindavík han abandonado sus casas por carreteras rotas por efecto de los seísmos.

¿Arrasará el volcán con la población?

Manuel Regueiro, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, revela a este periódico que el volcán presenta un riesgo muy alto, al estar en una zona donde se producen unos 3.000 terremotos al día, 30.000 en las últimas semanas, que indican que "la lava está muy próxima a la superficie y puede salir a una zona habitada".

"El pueblo podría estar en breve cubierto por lava, esto es, destrucción de toda la población, destrucción de las infraestructuras... Si sale en superficie podría destruir la ciudad, aunque sería una destrucción lenta", sentencia Regueiro.

Ahora bien, que la erupción del volcán arrase o no con la población dependerá de si se presenta de forma superficial o submarina, es decir, existe una posibilidad de que el magma salga por el mar y los vecinos de Grindavik puedan salvar sus hogares y pertenencias.

¿Qué pasaría si erupciona en el mar?

"Obviamente los daños serían menores". El geólogo sostiene que una erupción submarina reduciría el riesgo para los humanos y sería, por tanto, la opción más beneficiosa. Pero la unión del agua con el magma conllevaría otro tipo de efectos.

"Si sale en el mar, se crearían columnas de vapor de agua o se construiría una nueva isla o una nueva plataforma alrededor de Grindavik", avanza Regueiro. El sismólogo Domínguez secunda esta tesis y añade que "podría haber una explosividad por el contacto del magma con el mar y también nubes de cenizas", aunque no sería "nada comparable" con la erupción de Eyjafjallajökull, que sembró el caos en el país en 2010.

Ya sea una erupción superficial o submarina, hay un efecto el experto del IGN alerta: los materiales. "Podría haber mayor cantidad de gases de azufre que en otras erupciones", subraya Domínguez, apuntando que en algunos casos "el óxido de azufre llegó a Reikiavik".

¿Separación a gran escala?

La acumulación acusada de materiales están provocando deformaciones continuas en la superficie terrestre. Un graben -fenómeno geográfico de hundimiento- ha generado una grieta de 15 kilómetros de largo y un metro de separación en la ciudad evacuada de Grindavik que ha dejado insólitos a los vecinos y ha abierto la cuestión sobre una posible escisión continental.

Domínguez explica que estas grietas surgen porque "la cantidad de material que están haciendo intrusión es mayor que la que intruía en los fenómenos de deformación que se producían antes de las erupciones de los últimos dos años".

Ahora bien, aunque la cantidad de materiales auguren una tensión muy alta para la erupción al deformar sustancialmente la superficie, una separación en dos sería imposible. Los expertos desmienten totalmente esta posibilidad y apuntan a que las imágenes recientes son consecuencia de la elevada actividad sísmica que hay en Islandia.

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