¿Qué hay detrás de la crisis en Kirguistán?, la última ex república soviética sacudida por protestas
Kirguistán es una antigua república soviética que, al igual que Belarús, se encuentra sumida en una ola de protestas, pero a diferencia del territorio bielorruso las movilizaciones en esta nación provocaron la anulación de los comicios parlamentarios del pasado domingo, obligaron a la renuncia del primer ministro y los manifestantes liberaron a un líder opositor que estaba en la cárcel para que lo reemplazara en el cargo. El caos está lejos de terminar luego de que este viernes el presidente Sooronbaï Jeenbekov declarara estar "dispuesto a dimitir".
Primera modificación:
Una década de rivalidades políticas por el poder desencadenaron la peor crisis de Kirguistán en su etapa postsoviética. El actual caos tiene sus raíces en una intensa lucha por el control del país dentro de los principales partidos políticos gobernantes, que se remonta a 2010, cuando Kirguistán, a través de una reforma constitucional, pasó de ser un sistema presidencialista a uno parlamentario.
La nación dio paso a esa transición luego de que las acusaciones de corrupción contra el Gobierno y una crisis económica avivaran un levantamiento social que derrocó al entonces presidente Kurmanbek Bakiyev.
Pero pasar a ser la única república parlamentaria en Asia Central lejos de traer una solución permanente fue la antesala para una puja por el poder que ahora, diez años después, es insostenible.
Protestas por unas elecciones parlamentarias cuestionadas
El pasado domingo, 4 de octubre, el país celebró elecciones parlamentarias en las que 16 partidos políticos se disputaron 120 escaños del Legislativo. Según la Comisión Central Electoral, cuatro movimientos cercanos al presidente Sooronbaï Jeenbekov obtuvieron más del 7% de los votos, porcentaje necesario para tener representación en el Parlamento.
La oposición rechazó enérgicamente los resultados, al señalar graves violaciones y falsificaciones en el proceso electoral. Entre las denuncias están reportes de ciudadanos sobornados y testigos que señalaron que a algunos votantes les fueron entregadas boletas de votación que ya habían sido completadas. Observadores internacionales indicaron que hallaron motivos que indicaban que las acusaciones eran “creíbles”.
Anulación de los comicios y liberación de presos políticos
La situación causó fuertes protestas en Bishkek, la capital, donde los manifestantes ingresaron por la fuerza al Parlamento, a la Alcaldía y a la sede del Comité Nacional de Seguridad, allí liberaron al expresidente y ex primer ministro Almazbek Atambayev, arrestado en 2019 acusado por corrupción.
Asimismo, liberaron al líder opositor, Sadyr Japarov, quien cumplía una sentencia de 11 años de prisión por el presunto secuestro de un gobernador hace siete años en medio de una protesta.
Ante el caos que se apoderó de la capital con irrupciones en edificios gubernamentales y se extendió a otras regiones del país con disturbios y saqueos, el órgano electoral anunció que invalidaba los resultados electorales. Además, el primer ministro, Kubatbek Boronov, renunció a su cargo. Entonces, los opositores juramentaron al opositor liberado, Sadyr Japarov, el 6 de octubre, durante una sesión extraordinaria en el Parlamento. También fue absuelto por el Tribunal Supremo, y de forma urgente, de los cargos que le imputaban.
Aumenta el riesgo de enfrentamientos entre facciones
Las protestas continúan y la inestabilidad política aumenta. El presidente Jeenbekov dijo este 9 de octubre que está dispuesto a renunciar a su cargo, tras indicar a la prensa local que el principal motivo de las movilizaciones era exigir que él se apartara del cargo.
Sin embargo, aclaró que lo haría para acabar con la crisis, pero luego de que sea establecido un nuevo Gobierno y sea aprobado un nuevo primer ministro, por lo que firmó un decreto para destituir al Ejecutivo en pleno.
“Estoy listo para dimitir como presidente de la República cuando se hayan aprobado las facultades ejecutivas legítimas y estemos de nuevo en el camino hacia la legalidad", dijo en un comunicado. Agregó que la renuncia podría producirse una vez se fije una fecha para nuevas elecciones y cambios de Gobierno.
Sin embargo, no está claro si sea posible cumplir estas condiciones, pues están previstas nuevas manifestaciones y aumenta el riesgo de enfrentamientos violentos entre facciones políticas y sus seguidores que buscan estar en el poder.
Entre tanto, el mandatario declaró el Estado de Emergencia en la capital y desplegó el Ejército, en un intento por contrarrestar los disturbios
La medida, que implicaría un toque de queda y la limitación de derechos y libertades individuales, entró en vigor desde este viernes a las 20:00 (hora local) y regirá hasta las 8:00 del 21 de octubre.
Mientras la inestabilidad reina en Kirguistán, por lo pronto no hay cambios de fondo a la vista, pues los posibles nuevos protagonistas de un eventual nuevo Gobierno saldrían de las mismas fuerzas políticas que han disputado el control del Parlamento.
Con EFE y AFP
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