La generación perdida de Gaza

Más de 2.000 menores han fallecido en un conflicto que ha dejado también a centenares de niños sin ningún familiar vivo a su alrededor.

Un grupo de hombres sostiene los cuerpos sin vida de tres pequeños en Gaza
Un grupo de hombres sostiene los cuerpos sin vida de tres pequeños en Gaza
AFP

Con bolígrafo, y el miedo impregnado en el trazo de cada letra, los padres gazatíes escriben los nombres de sus hijos sobre sus pequeños cuerpos. En un brazo, sobre el abdomen, en una mano… Es la forma que las familias atrapadas en la Franja han encontrado para identificarlos y evitar que, si pierden la vida en los constantes bombardeos, se conviertan en un simple número, en una víctima anónima entre las miles que arrastra este conflicto. Cuatro de cada diez muertos en los enfrentamientos en Gaza eran menores. Hasta este lunes, según las autoridades palestinas, 2.055 niños y niñas en total. Los progenitores "sienten que son un objetivo en cualquier momento", explica el doctor Abdul Rahman Al Masir, jefe del servicio de Urgencias del Hospital de los Mártires de Al-Aqsa, en la zona central, donde reciben cada día a críos con borrones de tinta sobre su piel.

Los misiles llueven sobre un territorio muy joven donde casi la mitad de la población (el 40% del censo, en torno a un millón de personas, según la estadística de IndexMundi) no ha cumplido los 18 años. Una generación que corre el riesgo de desaparecer bajo los escombros de Gaza y, en el caso de quienes salven su vida, de quedar huérfanos. Ghassan Abu-Sittah, un cirujano británico-palestino que ejerce en el Hospital Al-Ahli en la Franja, escenario de una terrible matanza hace una semana, contaba a la cadena BBC que hay decenas de familias "en las que han matado a todas las generaciones" y en las que solamente un crío ha escapado de la muerte. Hace un par de domingos, recordaba, trató a una niña de 5 años con quemaduras y a otra de 4 que presentaba lesiones en la cara y también en la cabeza. Las dos se enfrentaban al enorme desamparo que supone no tener a ningún pariente a su lado. Todos habían muerto tras dos semanas de continuos ataques. "El fenómeno del niño herido sin familia sobreviviente", comentaba sobre estos pequeños, a veces incluso de meses, que se asoman solos a un futuro marcado por la destrucción.

Neonatos

La comunidad internacional y las ONG han dado la voz de alarma sobre las consecuencias de este conflicto para la infancia gazatí. "Un niño es un niño. Los niños y niñas de cualquier parte del mundo deben estar protegidos en todo momento y no deben ser nunca atacados", denunció una de las directoras ejecutivas de Unicef, Catherine Russell, consciente de que no sólo los misiles hieren y matan. La entrada de ayuda humanitaria a cuentagotas o el riesgo de corte de la electricidad, con unos 130 recién nacidos enchufados a la vida a través de sus incubadoras en la Franja, pueden resultar asimismo mortales para uno de los colectivos más vulnerables. "En todas las guerras, los menores son los que sufren primero y los que más acaban sufriendo", insisten desde la agencia para la infancia de Naciones Unidas. Pero los expertos no sólo alertan de las consecuencias más visibles del conflicto sobre los palestinos de menor edad, cuyos cadáveres colocados en fila en los funerales dan la vuelta al mundo, sino del impacto emocional de vivir madrugadas de fuego continuo cuando, a su edad, deberían dormir para ir a la mañana siguiente a la escuela. "Los niños han comenzado a desarrollar síntomas traumáticos graves, como convulsiones, miedo, comportamiento agresivo, nerviosismo y no apartarse del lado de sus padres", retrata el psiquiatra Fadel Abu Heen, que asocia esas reacciones a la "falta de un lugar seguro". Unas 380.000 personas están refugiadas hoy en instalaciones educativas de Naciones Unidas, entre ellas centenares de pequeños.

"Fuegos artificiales"

Tahreer Tabash, madre de seis críos, ha encontrado hogar en una de estas aulas. "Los niños sufren mucho por la noche. Lloran, se orinan sin querer… ", comparte tras haber observado cómo saltan de miedo, simplemente, cuando se mueve una silla a unos metros. Y eso que muchas familias intentan convencer a sus hijo de que el atronador ruido de los bombardeos se trata de "fuegos artificiales". Los especialistas en salud mental asumen que el trauma en Gaza es ya continuo y ponen como ejemplo el informe que realizó el pasado año Save the Children, donde se advertía de que el bienestar psicosocial de los menores de la Franja se encontraba en "niveles alarmantemente bajos" después de los once días consecutivos de combates que soportó la zona en 2021. Muchos de quienes sobrevivieron entonces han perdido ahora la vida.

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