Cómo sobrevivir al monte Fuji, el volcán sagrado

Subir al monte Fuji: tu objetivo 'sagrado' en Japón

Subir al monte Fuji: tu objetivo 'sagrado' en Japón

Alamy

Si hay una montaña icónica en Japón, esa es sin duda el Monte Fuji, más conocido como Fujisan ( ) en japonés. Son pocas las personas que no reconocerían su silueta al verla incluso sobre papel, tan simétrica que realmente parece la creación de un Dios. De hecho, el nacimiento de este volcán, aún en activo, está rodeado de leyendas. Se dice que el humo que expulsa el cráter proviene del elixir de la vida eterna al que el emperador de Japón renunció tras la partida de su amada princesa Kaguya, cuando ésta se fue a vivir a la Luna. El Monte Fuji, con su consideración de montaña sagrada, es, por lo tanto, la montaña más querida de Japón, y la más retratada en sus artes.

El Fuji ha estado (y está presente) en el arte japonés

Alamy

Pero aunque el Monte Fuji ha sido musa de muchos artistas, y cada año turistas provenientes de todas las esquinas del planeta llegan a Japón con la intención de escalarlo, subir a él puede ser peligroso y no debería subestimarse. Si bien no es una montaña demasiado alta, 3776 metros hasta su pico, los fuertes vientos que la azotan por los cuatro costados, cambios bruscos de temperatura, elevada humedad y posibles desprendimientos rocosos la convierten en una montaña que no debería tomarse a la ligera, y que ya se ha cobrado vidas en el pasado. Pero, si se toman las precauciones necesarias, el ascenso se convierte en una experiencia inolvidable, y si se tiene suerte con el clima, el amanecer desde la cumbre dejará al montañero con la sensación de que, efectivamente, por un momento fue el afortunado visitante de un lugar a medio camino entre lo terrenal y lo divino.

Su silueta tan perfecta, impone

Alamy

¿QUÉ DEBEMOS TENER EN CUENTA PARA UNA SUBIDA CON ÉXITO?

Entre las cosas más importantes a decidir para alcanzar la cima del Monte Fuji sin contratiempos, y disfrutar de un amanecer único por encima de las nubes, es cuándo queremos subir. Si bien el Monte Fuji está abierto fuera de la temporada de escalada, lo peligroso de intentar el ascenso en cualquier otra época del año es tan grande, que se recomienda encarecidamente no intentarlo siquiera. Los albergues y baños están cerrados, e incluso las señales que marcan las posibles rutas a tomar son eliminadas, por lo que es muy sencillo perderse en la nieve o acabar formando parte de el triste número de montañeros que han sido directamente lanzados montaña abajo por los fuertes vientos que soplan, particularmente en invierno. La temporada de escalada se extiende normalmente entre los meses de junio y septiembre, siendo julio y agosto el mejor período, pues es el momento en que este gigante dormido presenta su lado más amable.

Una vez sabemos en qué fecha queremos subir, podemos decidir qué ruta preferimos tomar. En todas las rutas hay estaciones donde podemos descansar, pero, dependiendo de la senda elegida, el número de paradas posibles será mayor o menor. Normalmente, se empieza a caminar desde la estación número cinco de cada itinerario. Existen cuatro 5º estaciones, que dan comienzo a cuatro rutas de acceso diferente a la cima, todas ellas con sus pros y sus contras: la ruta Yoshida, la Subashiri, la Fujinomiya y la Gotemba.

La otra cara (la menos amistosa) del Monte Fuji

Alamy

La ruta Yoshida es la más fácil por ser la que tiene más albergues disponibles en el trayecto de subida, pero precisamente por ello, es la más conocida y la más congestionada. En temporada alta, son tantos los visitantes que escogen esta ruta, que es muy posible que nos topemos de bruces con una cola que continúa hasta el pico, algo que, aunque único... vamos, que una cola en la naturaleza no se ve todos los días y suprimirá casi todo el romanticismo a nuestra experiencia.

Templo en Gotemba

Alamy

La ruta Gotemba, por ser la más larga y la que tiene menos refugios, es la menos abarrotada, pero también la más complicada de subir, suele estar reservada para los más expertos. La ruta Subashiri comienza con un agradable paseo por un bosque, pero, al acercarse al pico, se junta con la Yoshida, con lo que el final del trayecto está igual de lleno de gente que en ésta. Y, por último, la ruta Fujinomiya es la más corta, con no tantos albergues como la Yoshida pero más que las otras dos. Puede tener bastante tráfico durante los meses de más afluencia de turismo, pero no tanta como la Yoshida o el tramo final de la Subashiri. Eso sí, al ser la más corta, también es la más empinada por lo que hay más posibilidades de sufrir un mal de altura por lo brusco de la subida . Fujinomiya es la única ruta que sigue el mismo camino al subir que al bajar. Las otras tres siguen itinerarios diferentes según se esté ascendiendo o descendiendo, con lo que hay que estar pendientes de las señales para no perderse. Existe transporte público que nos llevará a cualquiera de las 5ª estaciones desde Yokohama (Tokyo) . Sin embargo, si queremos llegar desde Kioto u Osaka, la ruta Fujinomiya es la única que tiene conexión directa con la prefectura de Kansai. (Para más información sobre rutas, se puede visitar la página en inglés ).

Mensajes en un santuario en la ruta Fujinomiya

Alamy

LAS NOCHES EN EL FUJI

La razón por la que es importante conocer qué ruta hemos tomado, es porque tenemos que tener en cuenta dónde se encuentra el refugio de montaña donde vamos a pernoctar si, como se aconseja, no queremos hacer la subida del tirón. Pese a que ninguna de las rutas es larga en exceso, subir sin pasar la noche en uno de los refugios, aumenta el riesgo de tener algún accidente debido al cansancio o al mal de montaña.

Si no tenemos totalmente confirmado que nuestra ruta y nuestro albergue coinciden, nos puede ocurrir como a algún montañero despistado que, al llegar a su refugio, se dio cuenta de que estaba en el lado de la montaña equivocado. En relación con el alojamiento, es indispensable hacer una reserva en el lugar escogido con tiempo, pues el espacio es limitado, y no queremos vernos en medio del frío y humedad del Fuji sin un sitio dónde descansar antes de salir en la madrugada para que el amanecer nos encuentre en la cima.

Por otra parte, hay que asegurarse que tenemos dinero en efectivo, pues no se aceptan tarjetas. Dormir cuesta aproximadamente 5000 yenes sin comida (unos 40 euros) , y 7000 con un pequeño desayuno (poco menos de 60 euros) . Por otra parte, al tratarse de un refugio en medio de un volcán, es mejor que no esperemos el mismo trato que un hotel. Se duerme sobre tablas de madera, con lo que llevar saco de dormir es indispensable también. Asimismo, los barracones que conforman las habitaciones son compartidos con decenas de caminantes, por lo que tampoco es un lugar silencioso, pero el cansancio nos permirá dormir a plan igualmente. ( Se puede reservar albergues online desde aquí ).

Camina sobre el mar de nubes de Fuji

Alamy

IMPRESCINDIBLES EN TU MOCHILA

Escogida la fecha de nuestro viaje y la ruta a seguir, toca preparar una mochila con todo lo que vamos a necesitar para la subida. Aunque el verano nipón es muy caluroso, no lo es así la cima del Fuji. Entre la base y el pico de esta imponente montaña puede llegar a haber unos 20 grados de diferencia, por lo que es fundamental llevar ropa abrigada pero ligera, fácil de quitar y poner, y de cargar. Además de ropa cálida, que se aconseja que incluya gorro y guantes, no hay que olvidar unas buenas botas de senderismo para evitar resbalones. Tratándose de un volcán, la mayor parte de la ladera del Fuji está compuesta por rocas sin apenas vegetación. Esto, sin embargo, no le resta belleza en absoluto a la escalada, pues la falta de árboles que corten nuestra vista permite disfrutar de una visión panorámica de casi 360 grados conforme subimos que nos hará sentir como los protagonistas de una aventura épica. En días soleados hasta es posible ver Tokio desde las alturas.

Pero no es sólo es el frío lo que hay que tener en cuenta. Todo aquel que haya visitado Japón alguna vez, sabe que tiene un clima muy húmedo, y este volcán no es una excepción. Conforme el pico se acerca, nos encontramos caminando literalmente entre nubes, y no hablamos de cúmulos compuestos de algodón esponjoso, la saturación es tal que es mejor llevar bolsas de plástico para cubrir nuestros objetos más preciados, si no queremos que parezca que nos hemos metido en la ducha con todo puesto. Mucha gente, antes de iniciar el ascenso, compra también botellas de oxígeno que nos ayudarán a respirar conforme nos acercamos a la cima. Apenas pesan y funcionan de maravilla. Se pueden comprar en las estaciones a lo largo del trayecto, pero su precio se dispara, con lo que se aconseja adquirirlas con antelación.

Ahora bien, no es sólo es del frío y de las inclemencias de la altura de lo que hay que resguardarse, si no también hay que cuidar nuestro estómago. En las distintas paradas que acompañan nuestro trayecto, se puede encontrar comida. Pero, conforme nuestra altura se eleva, también lo hacen los precios de los alimentos que podemos comprar, normalmente curry japonés o sopa de maíz. Aunque tengamos hambre, seguro que queremos reservar nuestro dinero para algún otro restaurante con un menú más diverso en otro destino de nuestro itinerario, por lo tanto, otro elemento básico en nuestra mochila serán las barritas energéticas, fáciles de transportar y duraderas, y que nos darán la energía indispensable para tener éxito en nuestra subida, así como botellas de agua. Si nos quedamos sin líquido en medio de la subida o la bajada, existen máquinas expendedoras de bebidas, igualmente bastante caras, a lo largo del trayecto. El baño también cuesta dinero, 100 yenes, y está terminantemente prohibido hacer nuestras necesidades de campo, para preservar el monte, por lo que una cartera con monedas de 100 será asimismo fundamental.

Desde la cima

Alamy

¡Ya lo tenemos casi todo listo! Ahora sólo falta caminar con ganas e ilusión, y saber que, sea como sea, nuestra subida al Monte Fuji será inolvidable. Si queremos llevarnos un recuerdo único, podemos adquirir un bastón al inicio de nuestra ruta. Este palo de madera no sólo será nuestro fiel ayudante en las zonas más empinadas, sino que, además , en cada estación del itinerario se puede pedir que nos lo sellen para demostrar que, efectivamente, fuimos los exitosos aventureros de una escalada hasta la cima de este hermoso y mágico volcán. En el templo que corona la cima, además del bastón, se puede pedir también que nos sellen con tinta, en un papel, la imagen del templo. ¿Qué mejor forma de recordar nuestra hazaña? Eso sí, como casi todo en Japón, esto también cuesta dinero, así que, una vez más, no hay que olvidarse de llevar efectivo.

Disfruta de la subida, déjate llevar por una vista impresionante, si puedes, haz amigos en el camino, respeta y ama la naturaleza que te rodea, alcanza la cima con orgullo, vive un amanecer mágico y vuelve sano y salvo a la base, cansado pero feliz de haber estado, por un momento, en una de las cimas de la Tierra. Dos últimos consejos, al pie de la montaña hay baños de aguas termales que curarán tus doloridas piernas, donde también, y por qué no, puedes tomarte una copa de sake caliente que te hará olvidar el frío. Y si disfrutaste del Fuji tanto como nosotros, en las diferentes 5ª estaciones se puede hacer una donación para preservar la belleza de este gigante único, Patrimonio de la UNESCO, tanto él como los protagonistas de sus leyendas te lo agradecerán.

Los caminos del Fuji

Alamy

Ver más artículos

Duelo de titanes: Tokio vs. Kioto

Kioto, a la caza de la geisha

Tokio, culto a la barra

Más de 2.000 años de vida: el hotel más antiguo del mundo está en Japón

14 cosas que debes saber antes de viajar a Japón por primera vez

Una noche en el templo: turismo espiritual en Japón

El otro camino: recorremos las sendas de Kumano en Japón

Todo sobre Japón

Actualidad viajera

Todo lo que tienes que saber de Tokio

Todo lo que tienes que saber de Kioto