Infecciones de transmisión sexual
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) se propagan predominantemente por contacto sexual sin protección. Algunas ITS también se pueden transmitir durante el embarazo y el parto y por medio de sangre o productos sanguíneos infectados.
Las ITS tienen repercusiones profundas en la salud. Si no se tratan pueden dar lugar a graves consecuencias, incluidas enfermedades neurológicas y cardiovasculares, infertilidad, embarazo ectópico, muerte prenatal y riesgo aumentado de contraer el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Además, las ITS guardan relación con la estigmatización y la violencia doméstica, y afectan a la calidad de vida.
La mayoría de las ITS son asintomáticas. Cuando se manifiestan, los síntomas más comunes de ITS incluyen secreción vaginal o uretral, úlcera genital y dolor abdominal bajo.
Las ITS más comunes y curables son tricomoniasis, clamidiasis, blenorragia y sífilis. El rápido aumento de la resistencia a los antimicrobianos es una amenaza creciente en lo que respecta a la blenorragia no tratable.
Las ITS virales, entre ellas las causadas por el VIH, el virus del herpes simple de tipo 2, los virus de la hepatitis B y C, el virus del papiloma humano y el virus linfotrópico T humano de tipo 1, carecen de opciones terapéuticas o estas son muy limitadas. Existen vacunas contra el virus de la hepatitis B, que puede provocar cáncer de hígado, y el virus del papiloma humano que puede causar cáncer cervicouterino. Las infecciones por VIH, virus del herpes simple y virus linfotrópico T humano de tipo 1 perduran durante toda la vida: para el VIH y el virus del herpes simple existen tratamientos que permiten contener el virus, pero a día de hoy esas tres ITS no son curables.
Los preservativos utilizados de manera correcta y sistemática protegen eficazmente contra ITS y VIH. El cribado con diagnóstico precoz en personas con ITS y sus parejas sexuales ofrece la mejor oportunidad de tratamiento eficaz y previene las complicaciones y la ulterior transmisión.
Una persona puede tener una ITS sin síntomas evidentes de la enfermedad. Cuando se manifiestan, los síntomas más comunes de ITS incluyen secreción vaginal anormal, secreción uretral, úlceras y bultos genitales, y dolor abdominal bajo.
Síntomas de ITS específicas
Blenorragia y clamidiasis:
Estas ITS causan cervicitis en las mujeres, uretritis en los hombres e infecciones extragenitales que incluyen manifestaciones rectales y orofaríngeas. Los síntomas comunes pueden ser secreción vaginal o peneana y ardor al orinar. Los lactantes de madres infectadas pueden contraer conjuntivitis neonatal debida a la exposición a infecciones de transmisión sexual durante el parto vaginal. Las infecciones rectales y faríngeas pueden ser asintomáticas.
Sífilis
La sífilis primaria se presenta como una úlcera única e indolora. La sífilis secundaria se manifiesta en forma de lesiones generalizadas en la piel, mucosas y ganglios linfáticos, en particular una erupción característica en las palmas de las manos y las plantas de los pies. La sífilis latente es asintomática y se identifica mediante prueba serológica.
Tricomoniasis
Los síntomas más frecuentes incluyen secreción vaginal anormal con enrojecimiento de la vulva y relaciones sexuales con prurito y dolor.
Virus del herpes simple genital (HSV)
El HSV se presenta generalmente en forma de llagas, vesículas o ulceraciones de los genitales externos y la boca. El HSV genital sintomático es una enfermedad permanente que se puede caracterizar por recurrencias sintomáticas frecuentes.
Virus linfotrópico T humano de tipo 1 (HTLV-1)
Generalmente asintomático, la forma crónica del HTLV 1 puede causar enfermedad grave, incluida la leucemia/linfoma de células T adultas y un trastorno progresivo del sistema nervioso conocido como mielopatía o paraparesia espástica tropical asociada al HTLV 1.
En la actualidad se dispone de tratamiento eficaz para algunas ITS.
Tres ITS bacterianas (clamidiasis, blenorragia y sífilis) y una parasitaria (tricomoniasis) son generalmente curables con regímenes de antibióticos eficaces de una o más dosis.
En cuanto a las ITS virales (VIH, HSV y HTLV 1), los medicamentos más eficaces disponibles son fármacos antivíricos o antineoplásicos (en el caso del HTLV 1) que permiten atenuar el desarrollo de esas tres enfermedades, aunque no pueden curarlas.
La resistencia a los antimicrobianos relacionada con los antibióticos utilizados para tratar las ITS, en particular la blenorragia, ha aumentado rápidamente en los últimos años y ha limitado los resultados terapéuticos exitosos. Los resultados del Programa de Vigilancia Antimicrobiana Gonocócica (GASP) revelan tendencias hacia elevadas tasas de resistencia a la quinolona, creciente resistencia a la azitromicina y resistencia incipiente a las cefalosporinas de amplio espectro.
El desarrollo de una menor sensibilidad de N. gonorrhoeae a las cefalosporinas de amplio espectro, junto con los altos niveles detectados de resistencia a las penicilinas, sulfamidas, tetraciclinas, quinolonas y macrólidos, convierten a N. gonorrhoeae en un organismo polifarmacorresistente. Aunque menos común, la resistencia a los antimicrobianos existe también respecto de otras ITS, y por lo tanto la prevención y el tratamiento en fase temprana son aspectos críticos.
Para tratar debidamente las ITS es importante administrar los antimicrobianos adecuados, en dosis correctas y durante el periodo necesario específico para la ITS en cuestión, a fin de asegurar el tratamiento apropiado o la curación, y prevenir el desarrollo de resistencia a los antimicrobianos.