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The Guardian en español

ANÁLISIS

El temor a un golpe de Estado en Francia es exagerado pero una presidenta de extrema derecha es una posibilidad real

En la imagen, Marine Le Pen.

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Muchos en la izquierda francesa están dando la voz de alarma y hablando de golpe de Estado en ciernes después de que casi 50 generales retirados y más de 24.000 soldados (también retirados, en su mayoría) sumaran su nombre a una carta abierta dirigida al presidente Emmanuel Macron.

Encabezados por los generales Antoine Martinez y Christian Piquemal, los firmantes sostienen que Francia está al borde del colapso debido a la inmigración, la delincuencia y el islamismo apoyado, según ellos, por miembros de la izquierda. Están enfadados con lo que llaman cultura de la cancelación y con las críticas al pasado colonial del país que se hacen desde el mundo intelectual. Si la situación empeora, amenazan con que sus compañeros en activo podrían intervenir y tomar el control.

Marine Le Pen, líder del partido de extrema derecha Rassemblement National, expresó su apoyo a la llamada de los generales. En un sondeo de la consultora Harris Interactive, el 58% de los encuestados dijo estar de acuerdo con las afirmaciones de la carta abierta, algo que despertó otros temores. Esto deja la impresión de que la extrema derecha es más fuerte que nunca.

Las elecciones de 2022

Aunque se prevé que en 2022 Macron derrote a Le Pen y gane las elecciones para un segundo mandato, algunos expertos políticos hablan de la posibilidad muy real de una victoria por un pequeño margen de Le Pen que sorprendería a todo el mundo.

O tal vez toda esta historia sea un poco exagerada. No hay nada nuevo en las creencias de derechas, y los votos que atraen en un segmento considerable de las fuerzas armadas. En las zonas cercanas a los cuarteles, Le Pen se llevó hasta el 65% de los votos en 2017, frente al 33,9% que obtuvo en todo el país.

A los oficiales retirados mayores, como Martínez (72) y como Piquemal (80), aún les pesa la rendición de Francia ante los nazis en 1940, las derrotas del ejército en Indochina y Argelia, y las revueltas izquierdistas de 1968, momentos que consideran como el canto de cisne de la Francia tradicional. En la carta abierta, muchos de los firmantes proceden del cuerpo de paracaidistas, la legión extranjera y las unidades de infantería de marina, especialmente conocidas por su patriotismo rígido y conservador.

Pero el Ministerio de Defensa ha reaccionado con firmeza a la carta imponiendo sanciones disciplinarias a los 18 firmantes en servicio activo, un número insignificante comparado con el cuerpo civil y militar de 270.000 personas prestando servicio en las fuerzas armadas en este momento.

General aspirante a candidato

Nacido en Argelia, el general Martínez es responsable del movimiento de derechas Voluntarios por Francia y tiene previsto presentarse como candidato a las presidenciales de 2022, aunque no se sabe si cumplirá los requisitos necesarios para presentarse. Su principal proclama es la lucha por la identidad tradicional francesa, amenazada, según él por la “islamización”, el multiculturalismo, y el antirracismo.

El general Piquemal, que comenzó su carrera el año en que Argelia se independizó (1962), fundó un movimiento político llamado “Círculo de ciudadanos-patriotas” después de retirarse. En 2016, lo expulsaron del ejército de reserva por participar en Calais en una manifestación contra la inmigración que había sido prohibida.

En contra de lo que han difundido algunos informes exacerbados sobre la carta, el grupo de generales no tiene la capacidad técnica para dar un golpe de Estado. Para eso haría falta la asistencia de los soldados en activo; el apoyo pasivo de algunos políticos, como mínimo; y la complicidad de un sector de la alta administración del Estado.

La carta se publicó en la edición del 21 de abril del semanario derechista Valeurs actuelles, en coincidencia con el 60 aniversario del fallido golpe de Estado de 1961 contra el general Charles de Gaulle en Argel, lo que llevó a algunos a verlo como el anuncio de una acción militar inminente.

Pero no es así. En el golpe de 1961 participaron cientos de los más veteranos generales y oficiales en activo, y cuatro unidades de élite de las que hoy se conocen como fuerzas especiales se involucraron de forma activa. La purga que el general de Gaulle ejecutó contra los partidarios de la Argelia francesa que se rebelaron fue tan firme que dejó muchas cicatrices y malos recuerdos en la comunidad militar. Hoy, cualquier golpista en potencia se lo pensará dos veces antes de sacar las armas a la calle.

La debilidad de Macron

No obstante, hay mucho de qué preocuparse cuando el 58% de un país parece creer que la nación está al borde del colapso y cuando se espera que Le Pen obtenga hasta un 48% en la segunda ronda de las presidenciales. El sondeo de Harris, según el cual el 49% de los encuestados apoyaría una toma del poder por parte del ejército, llega en un momento de desconfianza hacia Macron. Igual que sus predecesores, el presidente carga con la responsabilidad de no haber conseguido frenar los ataques terroristas islamistas ni atajar la delincuencia.

La encuesta de Harris se publicó unos días después de que un radical islamista matara a una empleada de la policía durante un ataque contra una comisaría. También llegó después de que una multitud de 20.000 personas se manifestara en París exigiendo un juicio al asesino de Sarah Halimi, una mujer judía ortodoxa, a pesar de que un tribunal superior lo había considerado inimputable y había dictaminado que lo enviaran a una institución de salud mental. La sentencia provocó indignación ya que el asesino era conocido por sus opiniones antisemitas y mató a su víctima gritando “Alá es grande”. En esos mismos días una banda de matones incendió un coche de policía en las afueras de París, provocando quemaduras significativas a dos agentes. Las sentencias que recibieron fueron leves y algunos de sus miembros incluso fueron puestos en libertad sin cargos.

Esos sucesos son interpretados por el partido Rassemblement National, y por la derecha conservadora, como una demostración de que la legislación y los magistrados de Francia son demasiado indulgentes y de que existe una relación entre inmigración y delincuencia, una idea que rechazan tanto la izquierda como el actual gobierno de centro-derecha.

La mejor evaluación de la situación que vive Francia se publicó en un estudio del centro de estudios progresista Fundación Jean-Jaurès. La conclusión es que Marine Le Pen podría ganar en 2022 si sigue sumando apoyos. El porcentaje de los que tienen una opinión muy negativa de ella ha caído hasta el 34%, un mínimo histórico. También necesitaría que los votantes de la derecha conservadora la apoyaran en la segunda ronda contra Macron, y que la popularidad de Macron siguiera disminuyendo.

En otras palabras, Francia no está al borde de un golpe de Estado pero la llegada al poder de una presidenta de extrema derecha, elegida con los votos de los conservadores, es una posibilidad real.

Traducido por Francisco de Zárate

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