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Mié. 21/04/10. Actualizado 15:47h.(GMT-5)

JUSTICIA | No se dejan identificar

En las cárceles colombianas hay 28.000 reos sin identificar

Vista del interior de una cárcel colombiana. | La Nación

Vista del interior de una cárcel colombiana. | La Nación

Walter Enrique Roberto es un hombre en la realidad. Para la Registraduría es una mujer porque su número de identificación pertenece a Adriana María Moreno Jiménez, una dama cuya suerte es desconocida.

Él es colombiano y está preso en el pabellón de alta seguridad de la cárcel Modelo de Bogotá, un reclusorio donde terminan los delincuentes más peligrosos del país. Cuando lo capturaron tenía un arma sin salvoconducto, había agredido brutalmente a su esposa y le seguían la pista por ladrón.

En el patio donde permanece rodeado de guerrilleros, paramilitares y otros colombianos condenados por sus mismos delito, lo llaman gay y hasta le hacen bromas de mal gusto. Roberto se ríe y aguanta porque aunque no se crea está burlando el control de las autoridades.

Y es que ni el Instituto Penitenciario y Carcelario (Inpec) ni el mismo Juzgado que lo condenó tienen certeza de cuál es su verdadero nombre. Sin embargo, así lo siguieron, lo capturaron y lo tienen preso.

Lo curioso es que en Colombia el caso se repite en la mayoría de cárceles en el país y permanece oculto pese a la gravedad del asunto, que puede llevar a inocentes a las prisiones y dejar libres a quienes realmente tiene saldos pendientes con la Justicia.

De los 106.000 reclusos que resguarda el Inpec en sitios de reclusión 28.000 no tienen clara su identidad, se identifican con cuatro y cinco nombres y hasta presentan dos y tres cédulas de identidad distintas.

De ellos, 500 no tienen cédula y cinco portan el documento de identidad de personas muertas. Sobre información de los demás nadie entrega razón.

Lo grave es que ni siquiera estando tras las rejas las autoridades han logrado tomarles las huellas dactilares y confrontarlas con la Registraduría porque no lo permiten amparados supuestamente en medidas de protección de la Defensoría del Pueblo.

El Ministerio de Defensa aún no se pronuncia y algunos de sus funcionarios medios rumorean que varios colombianos inocentes estarían pagando condenas aún sabiendo que no tienen nada que ver con los delitos. Las razones: La pobreza que los carcome y hasta amenazas de muerte en su contra.

Lo cierto es que la base de datos del Inpec y la misma Fiscalía colombiana es más pobre y confusa de lo que parece y ha llevado a gran cantidad de prestantes empresarios y profesionales colombianos a la cárcel por varios días. Todo porque no tienen clara las identidades, cédulas y huellas dactilares.

El caso del oftalmólogo confundido con un testaferro

El caso más burlesco para las autoridades sucedió hace escasas cinco semanas en Neiva, sur de Colombia. Camilo Perdomo Perdomo es un reconocido médico oftalmólogo huilense que en cuestión de segundos se convirtió en un temido guerrillero de las FARC que hacía parte de los testaferros del Jorge Briceño o el 'Mono Jojoy', un subversivo a quien sólo ha visto en los noticieros de televisión.

Sus apartamentos en el centro de Neiva fueron allanados, mientras atendía consultas médicas en su oficina. La Fiscal 35 de Extinción de Dominio de la Fiscalía General de La Nación buscaba desesperada un 'penthouse' que terminó siendo una terraza en ruinas llena de ratones y murciélagos.

El nombre del reconocido galeno salió a la luz pública, por poco pierde su matrimonio y sus clientes porque no querían dejar su salud en manos de un supuesto médico guerrillero.

Lo que no habían esclarecido las autoridades era que Camilo Perdomo Perdomo también se llamaba el insurgente que sí era testaferro de 'Jojoy' y ya había sido capturado días atrás.

Aunque la Fiscalía pidió disculpas y por poco encarcela al reconocido especialista, la familia no se repone y los pacientes no han vuelto a su negocio.

Censo en las cárceles del país

Sin embargo, la raíz del problema está en un censo que adelanto la Entidad Promotora de Salud (EPS) Caprecom en todas 141 cárceles del país y donde no sólo buscaba atenderlos médicamente, sino constatar sus identidades.

En el ejercicio se confundieron más y no encontraron identidades comunes sino a 'La Abuela', 'El Mechudo', 'Care Loca', 'El Chimbero', 'Tonto Hermoso', entre otros apodos con los que se llaman internamente.

Eso sin contar con algunas enfermeras que fueron agredidas, insultadas y hasta secuestradas por minutos por parte de los reos cuya misión era impedir el registro.

Carlos Barragán, director encargado del Inpec en Colombia reconoció el problema e insistió en que trabajan para la consolidación de un proyecto de cruce de datos con la Registraduría y demás organismos de seguridad.

"Hay personas que no están plenamente identificadas e incluso tienen tres nombres y seis alias. Si el juez no tiene cómo cotejar la identidad, sigue llamando al procesado por el alias y así lo manda al Inpec", respondió el director encargado del Inpec, quien añadió que, a pesar de que el instituto toma las huellas de quienes son recluidos, no está en capacidad de identificarlos plenamente.

Mientras esto sucede, las autoridades buscaban identificar verdaderamente a una reclusa que se identificada con cuatro nombres distintos en la cárcel de Buenaventura, a un hombre que lleva nueve años preso en la cárcel de Calarcá y hasta ahora se le encontró que su identidad es la de un muerto.

Y ni que decir de dos presos que tienen igual nombre y documento de identidad en un mismo patio de la Modelo y otro colombiano que lucha por demostrar su identidad ante la Justicia del Meta que lo acusa de ladrón de cables cuando en realidad es carpintero.

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